Eufórico y atrapado en un rincón
de la
obscuridad de mi sótano,
entre mis
extraños sobresaltos,
siento oír
tu seductora voz
susurrante
en mis oídos.
La ansiedad
viviente me abruma,
hasta las
estrellas de la noche
parpadean
inquietas y curiosas
por tu
presencia encantadora,
reluciente
y exuberante de amor;
Mi adorada
sílfide del empíreo,
vivo tu excéntrica
y trastornante
forma de
amar, tus labios melados,
tu boca,
acceso a tu reino extasiante
de donde
escancié tu embriagante
esencia de
amor enajenante.
Grabados
por siempre estarán
aquellas
noches de frenesí,
cuando
traspasamos la realidad,
incontenibles, más allá del final
de los
sueños y deseos liberados.
Carlos Rafael
No hay comentarios:
Publicar un comentario